Pero no pudo hablar, la voz se le quedó agarrada en el vientre, como una zarpa. Supo que se hundía.
Cuando llego a un corro, todos callan; cuando voy a pesar la harina, todos callan; y hasta de noche en el campo, cuando despierto, me parece que también se callan las ramas de los árboles
Cuando ambos sepan que bastaría una palabra y sin embargo callen, ¿quién vivirá en ese silencio?