¡Los varones son del viento! Tienen por fuerza que manejar armas.
El mundo es grande. Todos pueden vivir en él.
¿Qué sangre va a tener? La de toda su familia. Mana de su bisabuelo, que empezó matando, y sigue en toda la mala ralea, manejadores de cuchillos y gente de falsa sonrisa.
No hay angustia comparable a tus ojos oprimidos.
Hay un dolor de huecos por el aire sin gente.
Me duele hasta la punta de las venas. En la frente de todos ellos yo no veo más que la mano con que mataron a lo que era mío.
Se estaban engañando uno a otro y al fin la sangre pudo más.
Sí, pero que haya niñas. Que yo quiero bordar y hacer encaje y estar tranquila.
Cuando llego a un corro, todos callan; cuando voy a pesar la harina, todos callan; y hasta de noche en el campo, cuando despierto, me parece que también se callan las ramas de los árboles
Nacer mujer es el mayor castigo.
Vale más ser muerto desangrado que vivo con ella podrida.
Tener un hijo no es tener un ramo de rosas. Hemos de sufrir para verlos crecer. Yo pienso que se nos va la mitad de nuestra sangre.